domingo, 20 de mayo de 2012

Pequeñita te quiero

Llevo tiempo viendo la pintada que hoy les traigo, y siempre le doy vueltas al tachón que, como protagonista, figura al final de la misma.

Mi primera impresión fue que el mensaje original era demasiado ardiente, incluso hiriente, y que por ello su autor, avergonzado o arrepentido, pero muy sensato, decidió modificarlo añadiendo el tachado que hoy todo el mundo ve, e insertando el necesario pronombre "te". Sabia decisión. Un aplauso.

No se ustedes, pero de ese mensaje original yo casi acierto a intuir debajo de la rotunda mancha negra una F, una O, y luego quizá un par de eLes…

¿Un error del subconsciente? ¿Un dejarse llevar inconsciente, presa de la clandestinidad del momento?

Me alegro por la rectificación y corrección del texto, haciendo de él un mensaje más amable y cariñoso, igual de sincero, sin ambigüedades y directo, como nos gusta. Al menos con ello reúne los motivos necesarios para traerlo a este blog, y la errata se convierte en una anécdota, un pequeño desliz, que nosotros no debemos tener en cuenta más de allá de la curiosidad de ver la evolución de un pensamiento.

Aquellos que quieran verlo podrán hacerlo en la calle de los Árboles.

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