jueves, 20 de diciembre de 2012

Hablar por los pies

Reconozcámoslo: coger los bajos de los pantalones era, o ha sido, una tarea tradicionalmente atribuida a la mujer de la casa, especialmente la madre. Ella era la que se encargaba de fijar la altura mínima de las prendas que nos quedaban largas, después de breves sesiones en las que primero nos ponía unos alfileres, y luego nos hacía andar con el calzado más habitual para que el pantalón quedase a la altura apropiada en la que se viese el zapato, pero no el calcetín.

Obviamente la época en los que las madres disponían de ese tiempo, y las mujeres daban clases de costura en el colegio, mientras los niños hacían manualidades, por suerte terminó hace mucho.

El resultado, es que los niños no aprendimos nunca a coger una aguja, por supuesto mucho menos a remendar una camisa, y que las niñas -ya mujeres y en igualdad de condiciones- participan de ese mismo desconocimiento. ¿Por qué los chicos no aprendimos, ni aprenden hoy, a coser en el colegio y sí a soplar por una flauta? Sería una buena pregunta para el ministro de educación.

Mientras tanto podemos ver una escena de los perjuicios que esta decisión provoca, con otra cuestión que ahora me pregunto. ¿Hablará este joven por los pies?

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