lunes, 16 de diciembre de 2013

Juego de patriotas

Con vistas al próximo estreno el 31 de enero de la película Jack Ryan: Operación Sombra, basada en la obra de Tom Clancy, hace algunos meses me salté mi tradición de leer únicamente obras de autores ya fallecidos y comencé Juego de patriotas.  Al hacerlo, faltaba a mi propósito por segunda vez, pues la primera había sido con la apasionante inmersión lectora que para mí supuso La caza del Octubre Rojo. Casualmente, durante la lectura de los últimos capítulos de este libro, los seguidores de Clancy y yo mismo nos vimos sorprendidos por la noticia de su muerte, el 1 de octubre.

Juego de patriotas, publicado en 1987, fue la segunda obra de Tom Clancy dedicada al profesor de historia naval reconvertido en agente de la CIA, Jack Ryan. El veterano Phillip Noyce la llevó al cine en 1992, y de nuevo Harrison Ford fue el encargado de dar vida al personaje en la pantalla.

Igual que en la primera aventura cinematográfica de Ryan, el reparto de esta cinta está muy bien cuidado. Como secundarios tenemos a Patrick Bergin y Sean Bean en el papel de malos, y a Anne Archer y Samuel L. Jackson como esposa y amigo, respectivamente.

En cuanto a la banda sonora, llena de reminiscencias célticas, es suficiente apuntar que está compuesta por James Horner. Por tanto, es estupenda para quien quiera usarla como melodía instrumental para estudiar o para una relajante tarde de lectura.

Juego de Patriotas como novela está bien. Desde luego no es, ni de lejos, comparable a su anterior novela, obra que marca un listón muy alto. Y la película, igualmente, tiene algunos detalles sin resolver, que sin embargo no apreciarán muchos de quienes no hayan leído el libro. La historia cinematográfica, como siempre, está simplificada. Y lo está mucho, recortando sobre todo personajes, conversaciones y pensamientos, que ayudan a presentar y desarrollar el relato escrito.

El libro no me ha disgustado, aunque en realidad se trata de una trama muy sencilla: tras frustrar un atentado contra la familia real británica, Jack Ryan y su familia son seguidos hasta los Estados Unidos por los terroristas para vengarse. Allí, en su propia casa, Jack tendrá que volver a enfrentarse con los miembros del PIRA para proteger a su familia y a quiénes le rodean.

Este planteamiento tan sencillo, llevado a la película, y de la que guardaba un buen recuerdo, no se sostiene después de leer el libro. En la pantalla se simplifica demasiado la historia, y se convierte en un producto de entretenimiento con apenas dos momentos de emoción: uno al comienzo y otro a mitad de la cinta, que empujan los acontecimientos hasta un final, que resulta demasiado forzado y pueril, en cualquier caso para el lucimiento exclusivo del héroe, casi invencible, encarnado por Harrison Ford.

Para quienes se atrevan con el libro, la buena noticia es que no acaban igual, si bien para aquellos que tuviesen dudas, por supuesto el resultado es el mismo.

 

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